DÍA DE TODOS LOS SANTOS

Euskal Halloween


Varias investigaciones antropológicas hallan antecedentes de esta celebración de moda, en la tradición cultural vasca. Las cuestaciones y el uso de calabazas eran usuales en la zona norte e Iruña



Cuestación en América en Halloween de
principios de siglo
Las cuestaciones por las casas y el uso de calabazas entorno al día de Todos los Santos era una costumbre originaria de Europa que llevaron a Estados Unidos los emigrantes irlandeses y, ahora, los yankees nos la devuelve envuelta en grandes dosis de marketing y globalización anglosajona. 

El peso de la emigración vasca fue mucho menor, pero Navarra en particular y Euskal Herria en general también cuenta en su pasado con expresiones culturales similares al Halloween, según vienen demostrando varias investigaciones antropológicas.

Según explica la antropóloga Itziar Diez de Ultzurrun, al menos, parece indiscutible que dos de los elementos más característicos de Halloween, vaciar calabazas, darles apariencia de rostro e iluminarlas, y las colectas infantiles, no son extrañas a esta tierra. 
Están acreditados en la Cuenca, los Txinurris, y también otras tradiciones de cuestaciones en Baztan-Bidasoa, y Valle de Arce. En ellas, los grupos de las y los peques usan fórmulas y cantinelas equivalentes al "trick or treat" para postular de casa en casa. 
Se han encontrado otras variaciones en Ollo, Uterga, Paternain, Saragüeta... Era común que niños y niñas fueran en grupos y a menudo con disfraces a cantar de casa en casa a cambio de frutas, nueces, avellanas, castañas... 
Halloween nos devuelve maquillada esta primera gran cuestación del ciclo de invierno, donde la infancia se convertía, según algunas interpretaciones, en representante de las ánimas o en intermediaria entre vivos y muertos. La gente tenía que negociar ritualmente mediante el intercambio (golosinas, castañas...) para que los muertos no regresaran de las tinieblas y también para asegurar que la noche, cada vez más larga, acabase por ceder y retirarse poco a poco hasta que volviera a triunfar, unas semanas después, en el solsticio, el día y la luz: la vida. 
Origenes vascos de la fiesta de Halloween

El otro elemento compartido es la costumbre de vaciar calabazas y agujerearles ojos, nariz y bocas, introducir una vela e intentar asustar con ella a quienes rondaran por la oscuridad. “Esa tradición, muy generalizada en nuestro entorno, se ha mantenido viva hasta hace menos de lo que podríamos creer. 
Hace unos ocho años testimonios de vecinos de Lesaka, confirmaba esta teoría y más tarde fue la rochapeana Tere Chacón quien recuerda como “de pequeña también vaciaban e iluminaban calabazas en la Rochapea".
Lo cierto es que estos últimos años se han multiplicado los testimonios sobre esta costumbre que misteriosamente casi desapareció hace unos treinta o cuarenta años y que iba camino de engrosar nuestra desmemoria colectiva si no hubiera sido por ¡Halloween!".  

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